El casco histórico de Split es pequeño pero acogedor, te invita a perderte en las callejuelas empedradas y a disfrutar de su animado ambiente. Eso sí, ojo dónde te sentás… lo más probable es que se te acerque un camarero a preguntarte que querés beber.
Llegamos con la intención de pasar una noche y nos quedamos 3. Después de la no tan económica Dubrovnik y la más o menos Korcula, Split nos pareció una ganga. Justo al bajar, nos estaba esperando nuestro hombre, el dueño de un sobe al cual le preguntamos si tenía habitación disponible y después de explicarle nuestra situación, negociar y que él aceptara lo que nosotros estábamos dispuestos a pagar, nos fuimos desde el puerto directos al Old Town donde estaba ubicada la casa.
Hicimos una primera caminata por la “riva”, la costanera de la ciudad, y ya empezamos a sortear desde temprano la horda de personas organizadas en tours, que habían bajado de los 2 o 3 cruceros que estaban en el muelle. Todos los días que estuvimos en Split fue así: mínimo dos o tres cruceros y mucha gente en el casco histórico.
Split a simple vista parece pequeño, pero en realidad se trata de una ciudad con más de 300.000 habitantes. Se encuentra localizada en una pequeña porción de tierra que se mete en el mar; en realidad es mitad parque, mitad ciudad… y el resto de la ciudad, ya menos turística, con sus altos edificios amarillos, se encuentra en la parte alta hacia una montaña que sale por detrás. Lo que es el casco antiguo es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Ya desde la primera caminata por la “riva” pudimos observar el Palacio Dioclesiano, ahora relegado a ruinas romanas, pero que configuran el corazón de la ciudad. El palacio fue rodeado de murallas.
A su interior se podía acceder por 4 puertas, cada una con los nombres de los metales: la puerta de oro, de plata, de bronce y de hierro.
A la salida de una de las puertas, la de oro, se puede encontrar la estatua de Gregorio de Nin, a quien hay que tocarle el pie una vez se pasa por ahí. Nosotros encontramos la estatua en remodelación (como no podía ser de otra forma) pero el pie estaba afuera de la estructura de andamios. Ya sea para volver a Split o para que nos de suerte… el pie se lo tocamos!
Entrando por cualquiera de las puertas, o caminando sin rumbo fijo por las callecitas es imposible que al menos una vez no pases por el Peristilo (es una galería de columnas que rodea un edificio o parte de él, alrededor de la cual la se encontraban emplazadas las dependencias de una residencia). Nosotros encontramos que todos los escalones estaban adjudicados a un bar.
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¡Ojo donde te sentás que se te acerca un camarero! |
Las calles angostas empedradas desembocan cada tanto en una plaza llena de bares y restaurantes, todo por dentro es de piedra.
El Palacio Diocleciano se puede recorrer por dentro. Hay una parte de pago y otra parte habilitada como una suerte de “souvenirs shop”. Lo loco es que se encuentra como en un sótano, la entrada es hacia abajo. Muy guay y muy húmedo.
Todas las noches había espectáculo de algo, un coro, un poco de rock and roll, unos chicos con unos timbales y hasta tango, baile incluido. Todas las sillas de la costanera llena de gente comiendo al paso, bebiendo, charlando, paseando…
Otro paseo obligado de Split es subir a Marjan, que es un camino bien marcado entre un bosquecito espeso, para ver la ciudad desde arriba. Nosotros subimos al atardecer, mate en mano (y hasta nos conseguimos una suerte de pastafrola o algo similar) para disfrutar de las vistas y ver cómo la ciudad se iba llenando de sombras.
También el paseo por el puerto nuevo, con muchos yates de lujo amarrados y bares chic bien dispuestos. En este paseo, pegados al suelo, se pueden ver unos carteles en homenaje a los medallistas olímpicos croatas de todos los tiempos.
Nosotros nos pasamos los días en la riva. Desayunábamos, comíamos y cenábamos allí. De hecho, bromeábamos con que salíamos a comer fuera. Hasta un día me puse un vestido y Juan una camisa para salir a cenar a la orilla del mar (aunque la comida fuera comprada en el supermercado jeje).
Después de cenar, nos pedimos un fritule karamel que son una especie de buñuelos que estaban espectaculares!
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Además de visitar la ciudad, una visita que se puede hacer es a la vecina ciudad de Trogir, que contaremos en otro de los artículos. También hay otras ciudad de la zona que se recomienda visitar, e incluso hay muchas excursiones a las islas.
Desde que llegamos a Split (y también en Trogir) hemos visto que había mucha gente bien vestida buscando botellas de plástico en los tachos de basura. Por lo que nos han comentado, se trata de una ley de reciclaje por la cual te dan por cada botella unas 50 lipas (algo así como 8 céntimos de euro), pero no cualquier botella, hay algunas que sí las aceptan y otras que no. Y si bien normalmente en la calle hemos visto a gente mayor, todos en sus casas juntan estas botellas para su reciclaje. Diferente es la ley de separación de residuos que parece que se les está empezando a exigir a raíz de la reciente incorporación a la Unión Europea.
Nosotros dormimos en un sobe en el Old Town, muy cerca de supermercados, restaurantes, del puerto nuevo… vamos, la ubicación más que privilegiada. Coste 220 kunas [30 € aprox] la noche, habitación doble, baño compartido. Le pedimos un par de veces el favor de calentar el agua para el mate y ¡todo bien!.
En barco, desde el puerto de la misma ciudad de Korcula, salía el Jadrolinija. Coste: 80 kunas cada uno [10,90 € aprox]. Hay sólo un barco que sale al día, a las 6 AM y tarda unas 3 horas total (hace escala en Hvar también).
Si necesitas el nombre de este u otro hostal donde nos hayamos alojado no tienes más que escribirnos.
Split es un encanto de ciudad, con una historia muy interesante. Felicidades por este buen post! 😉
Por cierto, nosotros comimos los fritules en Zagreb y nos encantaron! Aunque allí no le ponían nada por encima… 😛
Yo me pasé poniendole caramelo!! jajaja estaban muy buenos!!! 🙂
Gracias David y Neus! Un besote!
Qué bueno recordar Split! A nosotros también nos gustó mucho! Me ha sorprendido que en la ciudad hay 300.000 habitantes, pensé que era muchísimo mas pequeña! Espero el post de Trogir, que también nos gustó muchísimo!! Un saludo y a seguir disfrutando!
No llego a contestar los mensajes que ya tengo el artículo de Trogir publicado!
¡Split es grande! Desde el mirador o desde el barco se podía ver cómo se extendía la ciudad en la montaña… es más, al ser una especie de peñizco que se mete en el mar, de un lado está la Split turística que recibe los grandes cruceros y del otro lado hay más ciudad con puerto…
Gracias por comentar Regi y Juanra… un beso grande!
Cada post me gusta mas, cada ciudad nueva me enamora, todas tienen encanto y algo que ver, que lindo es viajar y conocer Gracias por hacerlo por los lectores ávidos de viajes besotes a los dos
jijiji gracias Ale! qué alegria que te guste! 🙂 un besito