En este segundo tramo del Transiberiano estábamos más relajados. Nos movíamos como peces en el agua en la estación de trenes, reconociendo nuestro tren, el andén, el vagón y los sitios que nos tocaba. La diferencia con el tramo anterior es que tendríamos que hacer una «escala» y aguardar en Novosibirsk unas 5 horas hasta que salga el tren que iba a Tomsk.
Todos los datos prácticos para hacer el Transiberiano en tercera clase, como lo hemos hecho nosotros, se encuentran en la «Guía para viajar en el Transiberiano» que hemos escrito respondiendo nuestras propias preguntas frecuentes antes de realizar el viaje.
Segundo tramo del Transiberiano: de Ekaterimburgo a Tomsk
Ekaterimburgo se encuentra en el kilómetro 1900 de la ruta y parece que recién en el kilómetro 2100 entrábamos en la Siberia pura. Como este tramo del Transiberiano lo empezábamos de noche, aún tendríamos que esperar hasta el día siguiente para ver algo de paisaje siberiano.
De todas formas, la aventura comenzó temprano. Teníamos dos camas en un compartimento. Nuestro compañero por unas horas era un chico, Andrey (37), que se bajó 5 horas después de que nos subimos nosotros y nos dejó unos panecillos rellenos preparados por su esposa. Luego estaba Olga (54), que dormía en una de las camas de los laterales, muy maja, y Anastacia (30), que dormía en el lateral del compartimento de al lado y que lo primero que hizo fue convidarnos de la cerveza que iba bebiendo.
Apenas nos subimos las preguntas no tardaron en llegar. Iá nie ruski, contestamos, iá argentina. Anastacia, cerveza en mano, se apresuró a acercarse como queriéndonos hablar en inglés y no hacía más que balbucear palabras en ruso, que a duras penas traducía Andrey que tenía el inglés básico de colegio. Así y todo, nos terminamos entendiendo algo, o creyendo que entendíamos. Les dijimos cuáles eran nuestras paradas siguientes, Novosibirsk, Tomsk y después Irkutsk. Olga dijo que era de Slyudyanka y Anastacia de Baikalsk, dos ciudades que estaban luego de Irkutsk. Anastacia nos decía «welcome» a cada rato para que vayamos a su ciudad también, pero con cómo iba, no se acordaba de su e-mail ni de su número de celular. Bueno, que después de unas risas y antes de irnos a dormir, nos sacamos esta fotito.
Al día siguiente, el lugar que dejó Andrey lo ocuparon, primero una chica y después una señora. En la parte de arriba de estas, enfrente nuestro, un nuevo chico, Alexander, que estuvo el 100% de su tiempo con una cerveza en su mano o durmiendo. Tal es así, que como estaba un poco pesado, la chica se quejó con la provodnitsa quien vino a llamarle la atención.
En cuanto al paisaje, al subirnos de noche, no hemos visto por la ventanilla nuestra entrada triunfal en Siberia y en Asia. Por la mañana, ya la ventanilla dejaba ver un cielo un poco más gris que el día anterior, pero el paisaje bastante similar. No sé por qué, esperábamos encontrar más montañas en el paisaje, pero sólo había un terreno que, sin llegar a ser llanura, tenía unas suaves ondas, además de bosques y más bosques que durante el día se ven más verdes y al atardecer más naranjas. Y también, pequeños pueblos de calles de tierra y casas de techo azul que se sucedían uno atrás del otro.
En el primer trayecto, las paradas del tren en los andenes se habían desarrollado sin más. Pero en una de las paradas que hizo en Barabinsk vimos todo el movimiento de andenes en su esplendor, con las vendedoras de comida y de pieles pasando a cada rato por al lado e intentando venderte lo que sea: desde deliciosas samsas hasta pescado disecado.
Llegamos a Novosibirsk, otra ciudad grande e industrial, parada normal del Transiberiano y allí teníamos que esperar unas 5 horas en la estación de trenes a nuestro siguiente tren que nos llevaría a Tomsk.
Nuestra segunda parada: que ver en Tomsk
Ya habiendo parado en una primera gran ciudad, queríamos ahora parar en una más pequeña. Tomsk es la antigua capital de Siberia y está fuera de la ruta tradicional del Transiberiano. Tiene tan solo unos 400 mil habitantes y la mayor particularidad que tiene es la arquitectura de sus casas de madera, tradicional de esta zona de Rusia, que aún se mantiene entre tanto edificio moderno.
Las hay en buenísimo estado y las hay en estado catastrófico. De una u otra manera, y contrariando a un programa de la televisión española, ahí sí hay quien viva. Todas las casas, por más que parezca que se estén cayendo a pedazos, tiene alguien que viva allí. Mirás a través de sus ventanas abiertas y ves signos de habitabilidad allí, no de abandono. Una cortina blanca, unas plantas, unos adornos.
Vamos ahora con algunas fotitos que sacamos en esta ciudad que mezcla dos estilos.
Pero la perla de la ciudad, es esta casa de madera celeste y blanca que alberga un centro cultural germano-ruso. Está en la tapa de los libros de Tomsk como la casa más bonita de todas, pero para nosotros el resto de casas habitadas, que podría decirse que son más rústicas, tienen mucho más encanto.
Pero no todo es casa de madera en Tomsk. La avenida Lenina es la arteria principal que recorre la ciudad, llena de negocios de ropa, comida y suvenirs. En uno de sus extremos, hay un mirador al río Tom. No es un puente como tal (que entiendo que los candados se ponen en un puente por «unión»), pero esto no importó. Pusieron en su construcción unas barandas de hierro gruesas, en la que los tomskenses han puesto candados de todos los tamaños!
Al día siguiente continuamos camino a Irkutsk, no sin antes despedirme de mis nuevos amiguitos siberianos.
Datos prácticos para tu viaje a Tomsk
¿Cómo llegar a Tomsk?
Nosotros llegamos como parte del Transiberiano, siendo esta nuestra segunda parada, habiendo comenzado en Moscú y parado en Ekaterimburgo. Puedes ver todos los tramos y todos los precios en la «Guía para viajar en el Transiberiano«. Por lo pronto, este segundo tramo, lo hicimos en dos trenes. El primero de Ekaterimburgo a Novosibirsk que tuvo una duración de casi 24 horas, costando unos 2331 rublos por persona en la tercera clase (49 euros aprox.). Tuvimos una espera en la estación de trenes de unas 5 horas y el segundo de los trenes de Novosibirsk a Tomsk tuvo una duración de 5 horas, costando unos 1295 rublos por persona en la tercera clase (27 euros aprox.). Hay tren directo que cubre la ruta Ekaterimburgo-Tomsk, sólo que no nos convenía por precio y por horario, no por cantidad de horas.
¿Dónde dormir en Tomsk?
Tomsk es una ciudad un poco alargada sobre el río Tom. La avenida Lenín es la arteria principal de la ciudad, por lo que un alojamiento cercano a esta calle es ideal para dormir en Tomsk.
Nuestras recomendaciones son las siguientes:
- Hotel Extra: es un alojamiento sencillo, familiar, muy cercano a zona de restaurantes y tiendas. Buena relación calidad-precio.
- Central Hotel: muy bien ubicado en el centro de la ciudad. Habitaciones amplias, refaccionadas y limpias. Muy buen desayuno.
- Da Vinci Hostel: un hostel agradable a escasos metros del centro. Tiene habitaciones privadas y compartidas y una cocina de uso común para preparar comida. Una buena opción económica.
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Muy buen post!!! besos a los dos
Gracias Mami, un besote!
Ruteros!!!! Cuanta magia en los relatos: Me encanto la introducción “en el kilometro 2100-Siberia Pura”. Me hice mis propias alucinaciones cuando leo Siberia Pura, imagino lo que debe ser en invierno.
Que buena onda los chicos y que lindo gesto el de Welcome, muy hospitalarios. Que copada la gente del lugar. Que linda experiencia.
Yo también me imagine que habría montañas jejejej.
Que lindas las Casitas de Tomsk, tienen un parecido a unas casitas de los suburbios de Finlandia, a varios kilómetros de Helsinki, a mi parecer .
Muy bueno el comentario “Aquí aquí no hay quien viva, aquí no” (es la canción de ese programa de televisión) jejejejje. Me hicieron reír
Es PRECIOSA, DE JUGUETE ME ENCANTO ESTA CIUDAD, EXCELENTE ELECCIÓN.
QUEDE ESTUPEFACTO, ME ENCANTOOOOOOOOOOOO
Muy lindo muy lindo!!!! Aplausos ¡!!! Aplausos!!!!!
Besos y abrazos chicos
PS: Algún postre especial han comido?
Jajaja… cuánta euforia! jajaja… pero realmente el lugar se lo merece. No comimos ningún postre especial. Como compramos en el super para cocinarnos, solemos comprar chocolates de postre…. y hay una marca que se vende mucho en Rusia, aunque creo que no es de allí, que es: Alpine Gold. Si la encontrás en tu viaje: comprá. 🙂 Besotes y gracias!